25 Fue la mañana, y he aquí que era Lea (Vaietzé 29)
Explican los Sabios que Rajel sabía del engaño de su padre, pero prefirió no hablar para no avergonzar a su hermana.
Rajel estuvo dispuesta a desistir de no casarse con Iaacov, el Tzadik, y eventualmente tenerse que casarse con Esav, todo para no avergonzar a su hermana.
Explican los Sabios que por esta buena actitud tuvo el mérito de concebir a Iosef Hatzdik, reconocido por su abnegación en el servicio divino.
La verdadera fortaleza es ceder incluso en momentos que podemos llegar a perder, debiendo saber que al relegar lo material estamos dejando entrar lo espiritual, raíz de todas las bendiciones.
Explican los Sabios que Rajel sabía del engaño de su padre, pero prefirió no hablar para no avergonzar a su hermana.
Rajel estuvo dispuesta a desistir de no casarse con Iaacov, el Tzadik, y eventualmente tenerse que casarse con Esav, todo para no avergonzar a su hermana.
Explican los Sabios que por esta buena actitud tuvo el mérito de concebir a Iosef Hatzdik, reconocido por su abnegación en el servicio divino.
La verdadera fortaleza es ceder incluso en momentos que podemos llegar a perder, debiendo saber que al relegar lo material estamos dejando entrar lo espiritual, raíz de todas las bendiciones.
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