Un joven americano, no religioso, viajo de paseo a Israel. En su estadía quedó impresionado y emocionado cuando visito el Kotel. A partir de ese momento empezó a interesarse mas en sus raíces. Yendo de un lugar a otro llego a la Ieshiva de Jabad para jóvenes extranjeros. En un determinado momento el joven se dirigió al decano de la Ieshiva para avisarle que en breve dejaría la Ieshiva para conocer un poco "El gran mundo", Europa y otros lugares. El Rabino le dijo: "Conocer lugares puede ser una experiencia maravillosa, pero que sentido tiene conocer el mundo si todavía uno no se conoce a uno mismo, te sugiero que te quedes un poco mas y luego veras que hacer”.
Comentó aquel joven después de muchos años: "Todavía no conozco Europa ya que no termine de conocerme a mi mismo, la sabiduría de aquel Rabino fue en no contradecirme, ya que si lo hubiera hecho, me hubiera aferrado mas a mi deseo de viajar, solo me hizo ver lo importante de conocerse a uno mismo”.
Comentó aquel joven después de muchos años: "Todavía no conozco Europa ya que no termine de conocerme a mi mismo, la sabiduría de aquel Rabino fue en no contradecirme, ya que si lo hubiera hecho, me hubiera aferrado mas a mi deseo de viajar, solo me hizo ver lo importante de conocerse a uno mismo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario