
En el libro bíblico de Crónicas nos relata el profeta que esta gente fue la primera en ser víctima de la asimilación, siendo los pioneros en desaparecer del seno de nuestro pueblo.
La conclusión es clara y contundente: Mantenerse lejos y al margen de los centros espirituales produce en definitiva la desconeccíon. No por casualidad nosotros provenimos de la tribu de Iehuda, por eso nos llamamos Iehudim, ya que su sector era aledaño al sagrado Templo en Ierushalaim. Hoy en día que no tenemos este sagrado lugar debemos estar siempre, lo más cercano posible al centro que nos nuclea, la Tora.
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