En sección de Ki Tetze nos prohibe la Torá tomar prosélitos de Amon y de Moav. Mientras que si un Egipcio viene a convertirse se lo debe recibir. Los egipcios nos esclavizaron dando trabajo forzado, pero su interés era subyugar nuestro cuerpo, mientras que los amonitas y moabitas fueron mas allá. Su maldad llegó al punto de querer cortar todo vinculo con lo Eterno, entregando sus propias hijas en prostitución para hacer pecar al pueblo de Israel, sabiendo que esto traería la cólera divina. El cuerpo en definitiva es finito y limitado, pero el alma es Eterna. querer romper este nexo que nos conecta con lo eterno es realmente una crueldad absoluta. Es por eso que no pueden ingresar a nuestras filas. Nuestro pueblo demostró que en las adversidades y dificultades físicas pudimos salir adelante, pero la asimilación es el exterminio.
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