En la sección de Shoftim, nos dice la Torá: Que el hombre es comparado al árbol. Así como en última instancia el árbol desarrolla su rico y apetitoso producto, del mismo modo el hombre debe preocuparse de dejar hijos viables por el camino del bien, de la Torá.
La Torá esta semana nos habla de algunas leyes con respecto a la guerra y nos dice que incluso en el medio de la batalla, debes procurar de no cortar los árboles frutales, ya que ellos son productivos, pero los árboles que su fruto no es comestible, se pueden talar para hacerse pasó.
El Talmud nos enseña una hermosa lección: El árbol que da frutos se compara con el Tzadik, que intenta superarse constantemente, transmitiendo este camino a sus hijos. El, al ser necesario y vital para el mundo debemos procurar su existencia, pero aquellos vacíos, que pueden incluso llegar a ser perjudiciales al mundo "cortalos", erradícalos, porque son improductivo y nocivos para el mundo. Cabe destacar que cuando se habla de cortar y erradicar a los perversos, no es la intención de la Torá de atacarlos a ellos, sino a su actitud, destruyéndola, para que aflore su lado bueno y productivo.
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