
Al final de dicha plegaria le pedimos a Hashem que la lluvia sea: “Para bendición y no para maldición, para vida y no para muerte, para abundancia y no para escasez”.
Este texto encierra mucha profundidad: Que la lluvia, es decir nuestro sustento, nos sirva para “bendición” y no , Hashem no permita que la plata nos desvíe del camino correcto, “maldición”.
Que el sustento nos ayude a “vivir” una vida con sentido, y no una vida llamada “muerte” alejada de los valores espirituales.
Una vida que este llena de “abundancia” pero que en la bonanza, no haya escasez espiritual.
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