16 Y El Eterno Dios le ordenó al hombre, diciendo: De todo árbol del jardín podrás comer; 17 pero del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, no comerás; pues el día que de él comas, ciertamente morirás (Bereshit 2)
El primer hombre tuvo tan solo dos preceptos y falló en su concreción. Un precepto positivo de comer de todos los árboles, incluso el “Árbol de la vida” y un Precepto negativo de no comer del “Árbol del conocimiento”.
El hombre comió del fruto prohibido porque era rico y apetitoso, como el pecado mismo, mientras que el “Árbol de la vida” era realmente asqueroso, en el lenguaje de nuestros Sabios.
Pero al comer del fruto de la vida la persona podía haber tenido acceso al fruto del árbol del conocimiento, como aquella medicina amarga que es la que cura el malestar, pudiendo luego tener provecho de todo lo rico.
Este es el secreto de la vida misma: La persona tiene que esforzarse por ir por el camino del bien. Este camino no es fácil, pero a la larga se ven los resultados, usufructuando y disfrutando de todo lo bueno en este mundo.
El primer hombre tuvo tan solo dos preceptos y falló en su concreción. Un precepto positivo de comer de todos los árboles, incluso el “Árbol de la vida” y un Precepto negativo de no comer del “Árbol del conocimiento”.
El hombre comió del fruto prohibido porque era rico y apetitoso, como el pecado mismo, mientras que el “Árbol de la vida” era realmente asqueroso, en el lenguaje de nuestros Sabios.
Pero al comer del fruto de la vida la persona podía haber tenido acceso al fruto del árbol del conocimiento, como aquella medicina amarga que es la que cura el malestar, pudiendo luego tener provecho de todo lo rico.
Este es el secreto de la vida misma: La persona tiene que esforzarse por ir por el camino del bien. Este camino no es fácil, pero a la larga se ven los resultados, usufructuando y disfrutando de todo lo bueno en este mundo.
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