43 Entonces Labán habló y le dijo a Iaacov: Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos y el rebaño es mi rebaño, y todo lo que ves es mío (Vaietzé 31)
Labán, suegro de Iaacov, era conocido por ser un gran embustero.
El argumentó a Iaacov, “Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos”: Labán, la maldad, pretende educar a los más pequeños fuera de la espiritualidad, desviándolos con tentaciones por caminos promiscuos, considerando como propios a los hijos de Iaacov.
“y el rebaño es mi rebaño”: “El rebaño” hace referencia a la economía de la gente. Labán basa toda la economía en el engaño y la corrupción, camino contrario a la educación de Iaacov.
Iaacov pudo salir airoso de su contacto con Labán, dando fuerza a sus hijos, el pueblo de Israel, para que no caigan victimas de la mentira de los descendientes de Labán.
Labán, suegro de Iaacov, era conocido por ser un gran embustero.
El argumentó a Iaacov, “Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos”: Labán, la maldad, pretende educar a los más pequeños fuera de la espiritualidad, desviándolos con tentaciones por caminos promiscuos, considerando como propios a los hijos de Iaacov.
“y el rebaño es mi rebaño”: “El rebaño” hace referencia a la economía de la gente. Labán basa toda la economía en el engaño y la corrupción, camino contrario a la educación de Iaacov.
Iaacov pudo salir airoso de su contacto con Labán, dando fuerza a sus hijos, el pueblo de Israel, para que no caigan victimas de la mentira de los descendientes de Labán.
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