8 Toma la vara y reúne a la asamblea; tú y Aarón, tu hermano, y háblale a la roca ante sus ojos para que dé su agua. Sacaréis para ellos agua de la roca y daréis de beber a la asamblea y a sus animales. (Jukat 20)
Dicen los Sabios: Este episodio sucedió a los cuarenta años de la travesía del pueblo de Israel por el desierto, prestos a entrar a la tierra prometida.
Ya para esta etapa, Moshé tendría que haber comprendido que a la “piedra hay que hablarle y no pegarle”.
Una persona con alta capacidad y madurez espiritual sabe que para conseguir el “Agua”, el sustento, solo se debe “Hablar”, pero no “pegar”.
Las palabras de Torá y Tefila son las que en definitiva forman el recipiente apto para la manutención, con un mínimo de actividad mundana.
Es verdad que al comienzo de la travesía por el desierto el agua salió “pegando a la piedra”, pero eso es solo al principio.
Moshé no reconoció su nivel, pegándole a la piedra, y por eso no fue digno de ingresar a la tierra de Israel.
Dicen los Sabios: Este episodio sucedió a los cuarenta años de la travesía del pueblo de Israel por el desierto, prestos a entrar a la tierra prometida.
Ya para esta etapa, Moshé tendría que haber comprendido que a la “piedra hay que hablarle y no pegarle”.
Una persona con alta capacidad y madurez espiritual sabe que para conseguir el “Agua”, el sustento, solo se debe “Hablar”, pero no “pegar”.
Las palabras de Torá y Tefila son las que en definitiva forman el recipiente apto para la manutención, con un mínimo de actividad mundana.
Es verdad que al comienzo de la travesía por el desierto el agua salió “pegando a la piedra”, pero eso es solo al principio.
Moshé no reconoció su nivel, pegándole a la piedra, y por eso no fue digno de ingresar a la tierra de Israel.
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