“Todo aquel que cumple la Torá en la pobreza terminará por cumplirla en la riqueza; y todo aquel que descuida la Torá en la riqueza terminará por descuidarla en la pobreza”. (Avot 4)
Explica el Rebe: Cuando uno ve carencia, “pobreza”, a nivel físico, tiene que saber que es reflejo de una carencia espiritual.
Ya enseñaron los Sabios que la verdadera pobreza, es la pobreza de espíritu, de conciencia. Por eso, cuando uno sufre carencias y faltantes, lo primero que se debe indagar es en la situación espiritual.
Cuando se subsanan la carencia espirituales, uno se vuelve “rico”, reflejándose dicha riqueza en la práctica.
Por el contrario, cuando uno descuida la Torá en la riqueza, no hace el “recipiente” adecuado para merecer la bendición, perdiéndolo todo.
Explica el Rebe: Cuando uno ve carencia, “pobreza”, a nivel físico, tiene que saber que es reflejo de una carencia espiritual.
Ya enseñaron los Sabios que la verdadera pobreza, es la pobreza de espíritu, de conciencia. Por eso, cuando uno sufre carencias y faltantes, lo primero que se debe indagar es en la situación espiritual.
Cuando se subsanan la carencia espirituales, uno se vuelve “rico”, reflejándose dicha riqueza en la práctica.
Por el contrario, cuando uno descuida la Torá en la riqueza, no hace el “recipiente” adecuado para merecer la bendición, perdiéndolo todo.
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