“La voz del Eterno rompe los cedros; sí, el Eterno hace pedazos los cedros del Líbano” (Salmo 29, 5)
Explican los Sabios que la “Voz del Eterno” hace referencia a la voz de Torá y Tefila, emanada de la boca de la persona. Dicha “voz” es capaz de “romper los cedros”:
Los “cedros”, árboles altos y fuertes, hacen referencia a los deseos mundanos, que cuanto más la persona pone atención en ellos, más se establecen, volviéndose fuertes y poderosos, alejando a la persona de su propósito.
Pero la “voz del Eterno”, la voz del Sinaí, tiene la fuerza de “romper” con toda desviación, haciendo que la persona pueda superar toda tentación material, encaminándose por la senda correcta, de modo de constituirse en un verdadero “cedro”, como está escrito: “El justo florecerá como la palmera; Crecerá como “cedro” en el Líbano”. (Salmo 92, 12)
Está escrito en la Torá, en referencia a la ofrenda de la vaca roja que servia para purificar: 6 El sacerdote tomará madera de cedro, hisopo y hebra carmesí y los arrojará a la quema de la vaca. (Jukat 19)
Explica la Kabala que la “hebra carmesí” provenía del gusano. El “gusano” rompe al “cedro” con su boca. Del mismo modo, el pueblo de Israel con su “boca” y su humildad, (gusano), a través de su palabra sincera, es capaz de “romper” toda maldad emergente, y lograr purificación.
Explican los Sabios que la “Voz del Eterno” hace referencia a la voz de Torá y Tefila, emanada de la boca de la persona. Dicha “voz” es capaz de “romper los cedros”:
Los “cedros”, árboles altos y fuertes, hacen referencia a los deseos mundanos, que cuanto más la persona pone atención en ellos, más se establecen, volviéndose fuertes y poderosos, alejando a la persona de su propósito.
Pero la “voz del Eterno”, la voz del Sinaí, tiene la fuerza de “romper” con toda desviación, haciendo que la persona pueda superar toda tentación material, encaminándose por la senda correcta, de modo de constituirse en un verdadero “cedro”, como está escrito: “El justo florecerá como la palmera; Crecerá como “cedro” en el Líbano”. (Salmo 92, 12)
Está escrito en la Torá, en referencia a la ofrenda de la vaca roja que servia para purificar: 6 El sacerdote tomará madera de cedro, hisopo y hebra carmesí y los arrojará a la quema de la vaca. (Jukat 19)
Explica la Kabala que la “hebra carmesí” provenía del gusano. El “gusano” rompe al “cedro” con su boca. Del mismo modo, el pueblo de Israel con su “boca” y su humildad, (gusano), a través de su palabra sincera, es capaz de “romper” toda maldad emergente, y lograr purificación.
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