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jueves, 11 de agosto de 2011

NO HAY OTRO FUERA DE EL

19 Más Iosef les dijo: No temáis, pues ¿acaso estoy en lugar de Dios? 20 Si bien vosotros quisisteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien: para que es claro como este día todo un vasto pueblo pueda sobrevivir. (Vaiejí 50)

Explican los Sabios que cuando murió Iacov, los hermanos de Iosef “temieron” pensando que Iosef se iba a vengar por todo el mal trato que ellos le habián causado en el pasado, como por ejemplo: tirarlo al pozo, etc.

Muy por el contrario, Iosef les pregunta sorprendido: “¿acaso estoy en lugar de Dios?”. Con esto les quiso decir que su fe en El Eterno era tan grande, al punto de poder sentir que todo había sido digitado por El Eterno, para su bien, y él no era nadie para juzgarlos.

Incluso los Sabios explican que Iosef llegó a agradecerles a sus hermanos todo su accionar, ya que “gracias” a lo acontecido llegó a ser regente en Egipto, pudiendo ahora ayudarlos.

Lograr este tipo de fe no es fácil, y se necesita ejercicio permanente para poder cobrar experiencia hasta sentir que con el único que uno tiene trato realmente es con El Eterno, y las demás personas solo están para ser beneficiadas.

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