4 Al tercer día, Abraham alzó los ojos y vio el lugar desde lejos. 5 Y Abraham le dijo a sus jóvenes: Quedaos aquí con el asno, mientras yo y el joven nos encaminaremos hasta allí… (Vaierá 21)
Explican los Sabios: La diferencia entre el hombre y el animal es que el hombre puede “ver a lo lejos”, tener objetivos a corto, mediano y largo plazo, mientras que el animal solo ve el presente.
Abraham tuvo la virtud de “ver a lo lejos” sabiendo que hay un objetivo espiritual que cumplir debiendo sortear todo tipos de desafíos, mientras que a los “jóvenes” les dijo que se “quedaran con el asno”, ya que al igual que el “asno”, no pueden, o no quieren, ver más allá de sus narices, involucrándose tan solo en las cosas del momento, en el aquí y en el ahora.
Explican los Sabios el motivo del porque el asno tiene las orejas grandes: Cuando Adam, el primer hombre, le dio nombres a los animales, el “asno” no se acordaba de su nombre, volviendo al primer hombre para que se lo repita, y así varias veces. Adam agarró de sus orejas hacía arriba y le dijo: “Ya te lo dije…”, quedándole las orejas alargadas.
El “asno” vuelve siempre sobre lo mismo, a pesar de que ya infinidades de veces se explicó cuál es el camino para la bendición.
Explican los Sabios: La diferencia entre el hombre y el animal es que el hombre puede “ver a lo lejos”, tener objetivos a corto, mediano y largo plazo, mientras que el animal solo ve el presente.
Abraham tuvo la virtud de “ver a lo lejos” sabiendo que hay un objetivo espiritual que cumplir debiendo sortear todo tipos de desafíos, mientras que a los “jóvenes” les dijo que se “quedaran con el asno”, ya que al igual que el “asno”, no pueden, o no quieren, ver más allá de sus narices, involucrándose tan solo en las cosas del momento, en el aquí y en el ahora.
Explican los Sabios el motivo del porque el asno tiene las orejas grandes: Cuando Adam, el primer hombre, le dio nombres a los animales, el “asno” no se acordaba de su nombre, volviendo al primer hombre para que se lo repita, y así varias veces. Adam agarró de sus orejas hacía arriba y le dijo: “Ya te lo dije…”, quedándole las orejas alargadas.
El “asno” vuelve siempre sobre lo mismo, a pesar de que ya infinidades de veces se explicó cuál es el camino para la bendición.
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