9 No bebas bebidas
alcohólicas, tú y tus hijos que están contigo, cuando vengas a la Tienda de la
Reunión, para que no muráis: éste es un decreto eterno para tus generaciones. 10 A fin de distinguir
entre lo sagrado y lo profano, y entre lo impuro y lo puro (Shmini 10)
La
prohibición de ingresar bebido al Santuario fue indicada luego del trágico episodio
en donde los hijos de Aarón, el Sumo Sacerdote, perdieron la vida, justamente
por ingresar bebidos al Santuario.
Los
Sabios explican que los hijos de Aarón eran grandes Tzadikim, incluso con la
capacidad de continuar el liderazgo luego de Moshé y Aarón, pero no
reconocieron los límites y no terminaron bien.
La
persona al no reconocer su verdadero lugar, se engaña por intermedio de la búsqueda
de honor o la acumulación de riquezas,
perdiendo todo lo bueno que El Eterno le tiene reservado.
Los
Sabios aprenden de estos versículos la Ley de la “Habdala”, la separación del
sagrado día de Shabat con los días de la semana que debe efectuarse por
intermedio de vino, recordando todas las semanas lo que sucedió con los hijos
de Aarón a causa del vino y la consecuente perdida de los límites que dividen
entre la verdad objetiva y las apariencias, “A fin de distinguir entre lo
sagrado y lo profano, y entre lo impuro y lo puro”.
Hay
una verdad de “shabat” y hay una verdad de “día de semana”. La persona tiene
que ser experto en la “verdad”, sabiendo que no todo es lo mismo. Hay momentos
para el éxtasis espiritual y hay momentos para saber desempeñarse correctamente
en el mundo.
El
“vino” tomado en su justa medida eleva a la persona, pero en exceso degrada a
la persona, y es justamente la lección de vino la que debe acompañar a la
persona al empezar la semana, separando lo “santo de lo hábil”.
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