“El Eterno, tu Dios, El que
te hizo subir de la tierra de Egipto; abre con amplitud tu boca, y Yo los
concederé” (Salmo 81,11, de las plegarias)
Explican los Sabios: Antes de
requerir asistencia al Eterno, y pedirle como realmente se le debe pedir, la
persona tiene que saber ante quien uno está tratando.
Se esta tratando nada más y
nada menos que con El que liberó a toda una nación de la gran opresión egipcia.
Los salvó y los emancipó hacia la libertad total de cuerpo y alma.
Ahora que se tiene conciencia
ante quien uno está parado, se debe pedir por la redención personal, sabiendo
que adhiriéndose a Su camino de vida, no
hay barrera que no se pueda sortear.
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