Buscando la plenitud

Buscando la plenitud

Luego de la salida de Egipto, que estuvimos vivenciando tan solo hace unos días, empezamos
a cumplir con la Mitzva de “Contar el Omer” desde el segundo día de Pesaj hasta
Shabuot, la entrega de la Torá. Unos de los objetivos de dicha cuenta era y es purificar
el incipiente pueblo para poder acceder a lo más maravilloso que puede acceder el ser humano: “La Tora”.
Es verdad que Hashem nos liberó y nos sacó de Egipto, pero el creador quiso producir en nosotros las ansias y el anhelo por la Tora. Pesaj, es la liberación de un pueblo de la esclavitud del
cuerpo mientras que Shabuot es la liberación del alma. Para dicha liberación fue menester purificar y pulir nuestras almas hacia la perfección.
Y eso lo tratamos de lograr contando días, tomando conciencia de que nuestro tiempo este lleno de actos productivos, y considerando la importancia de cada momento y el potencial que el tiempo guarda.
El Omer, era una ofrenda de cebada que se llevaba al Gran templo, que a partir de su
consagración se empezaba a cumplir la Mitzva de la cuenta, hasta Shabuot, donde se
ofrendaban dos hogazas de panes hechos de trigo.
La cebada es comida de animal, mientras que el trigo es la base de la comida de la persona.
Es decir que en este proceso rectificatorío, la persona tiene que dejar de ser un animal, ampliando
su “Saber interior”, logrando ser un verdadero hombre refinado con un alto grado
de conciencia. Esto es lo que se pretende con la Tora, lograr madurez emocional.
En esta mismísima época del año, sucedió el infortunado suceso con los alumnos de Rabi
Akiva. El tenía veinticuatro mil alumnos que perecieron en el lapso de Pesaj a Shabuot, y nos comentan nuestros sabios, que la causa de su perecimiento fue debido a que no se respetaban entre ellos.
Conectando este desdichado episodio con lo expuesto anteriormente podemos concluir que la falta de compañerismo entre los alumnos, surge de la estrechez de su comprensión, al punto tal que no podían congeniar entre ellos, inhabilitándolos de poder llegar a la perfección: La Tora que recibimos en Shabuot. Dado que la presencia divina mora donde hay mancomunión y compañerismo. Y esto nos da lugar a citar un famoso Midrash que cuenta que Hashem entregó la Tora una vez que hubo unidad en el pueblo, recalcando que la Tora perfecta deberá reposar en un pueblo sin discordias que tiende a perfeccionarse.
Que sea la voluntad de Hashem que nos ilumine con comprensión y sabiduría en aras de
la unidad de nuestro pueblo para poder recibir la Tora plenamente.