Esta demostrado que lo más rico, sabroso y tentador no va de la mano con lo sano y bueno. Una golosina puede ser muy rica pero es nociva para la salud de los pequeños y así podemos dar infinidades de ejemplos. En definitiva ser excesivo en los placeres de este mundo nos lleva indefectiblemente a la muerte. La comida en demasía, el pasarse con el alcohol, y la promiscuidad sexual, por citar algunos ejemplos, no son buenos consejeros.
Nos dice la Torá en Nitzavim: "Y te di hoy, la vida y el bien, la muerte y el mal... y elegirás la vida..." (Devarim 30:15-19). La vida, aquella que vale la pena vivir, siguiendo un camino espiritual, pese a todos los desafíos, nos encamina hacia una vida buena y sana, pero pasar por la vida llenando nuestra pansa de manera glotona y egoísta nos llevará al tacho.
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