Es notable la diferencia de celebrar el principio del año civil con el año nuevo judío. El principio del año gentil se festeja tirando petardos, emborrachándose, y con mucha promiscuidad, quedando como saldo muchos accidentes. Mientras que el nuestro se caracteriza por pasar casí todo el día en la sinagoga, haciendo balance e introspección y rodeados de familiares en una mesa alegremente festiva, deseándonos que el año que se avecina sea de paz y prosperidad.
Cuando el rumbo de una persona no esta definido, todo es ruidoso y borrachera, pero el sagrado pueblo de Israel, indaga en su pasado y se proyecta a un futuro que deseamos sea más augure oso, con paz en el mundo.
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