Nos cuenta la Biblia, más precisamente en el libro de Nejemia, que un cierto Rosh Hashana el pueblo estaba un poquito triste. El motivo era porque el pueblo había recién llegado de la diáspora hacia Eretz Israel de la mano de Ezra y Nejemia y en dicha diáspora, entremezclados entre las naciones, el pueblo se había aletargado en el cumplimiento de la Ley, y al haber llegado a este santo día en falta los hacía sentir cabizbajos.
Ezra el escriba, le habló al pueblo:"Este día está consagrado a H’ vuestro D’s; no estéis tristes ni lloréis". Luego prosiguió diciendo: "Id y comed manjares grasos y bebed bebidas dulces y mandad su ración a quien no tiene nada preparado. Porque este día está consagrado a nuestro Señor. No estéis tristes: la alegría de H’ es vuestra fortaleza".
De acá podemos inferir, como ya escribimos, que este sagrado día es de suma alegría, ya que el verdadero cambio se hace a través de la ella. Una persona contenta tiene esperanza y se le abre la mente y el corazón para resolver a partir de ahora ir por buen camino.
¿Quien quiere ver a un pueblo triste y derrotado?
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