Dice prácticamente al final de la sección de Vaielej: “Tomad este libro de la ley y lo pondréis al lado del Arca de la Alianza del Eterno, allí estará por testimonio para ti” (31,26).
Moshé escribe antes de partir de este mundo trece rollos de la ley. Doce son otorgados a cada una de las doce tribus, mientras que uno fue escrito para ser depositado en el lugar más sagrado del Beit Hamikdash, en el Kodesh Hakodashim, donde ingresaba el Cohen Gadol una vez al año en Iom Kipur, para ser utilizado como testimonio.
Pero, ¿Qué clase de testimonio es algo que esta oculto a los ojos de la gente? ¿Acaso un testimonio no debería ser algo manifiesto y público?
La respuesta es que los rollos entregados a las diferentes tribus pueden, con el paso de los años y con el contacto con el mundo, sufrir alguna especie de adulteración o variación, según caprichos o conveniencia de algunos. Por eso se necesita un Sefer que este guardado en el lugar más sagrado y puro, lejos del contacto del mundo material, para preservar la autenticidad de la ley tal como fue entregada y en caso de dudas consultarlo.
Del mismo modo este Iom Kipur debemos “ingresar” a un estado de santidad y pureza para dar testimonio, una vez más, de la veracidad del pacto.
Moshé escribe antes de partir de este mundo trece rollos de la ley. Doce son otorgados a cada una de las doce tribus, mientras que uno fue escrito para ser depositado en el lugar más sagrado del Beit Hamikdash, en el Kodesh Hakodashim, donde ingresaba el Cohen Gadol una vez al año en Iom Kipur, para ser utilizado como testimonio.
Pero, ¿Qué clase de testimonio es algo que esta oculto a los ojos de la gente? ¿Acaso un testimonio no debería ser algo manifiesto y público?
La respuesta es que los rollos entregados a las diferentes tribus pueden, con el paso de los años y con el contacto con el mundo, sufrir alguna especie de adulteración o variación, según caprichos o conveniencia de algunos. Por eso se necesita un Sefer que este guardado en el lugar más sagrado y puro, lejos del contacto del mundo material, para preservar la autenticidad de la ley tal como fue entregada y en caso de dudas consultarlo.
Del mismo modo este Iom Kipur debemos “ingresar” a un estado de santidad y pureza para dar testimonio, una vez más, de la veracidad del pacto.
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