Cierto Yehudi se dirigió entre Rosh Hashana y Iom Kipur, acongojado a su Rebe con su problema: “Rebe, hice un autoanálisis pormenorizado de mi vida, como es la costumbre de Israel en estos días, y descubrí que mi trabajo como carretero me toma mucho tiempo y hay días que no puedo rezar con minian (quórum de diez judíos para el rezo), como lo estipula la ley, ¿debería cambiar de trabajo?.
El Rebe le pregunto: Decime, querido, ¿cuando vas por el camino en tu carreta y ves a un hermano judío yendo por el mismo, lo levantas sin cobrarle? El carretero contesto afirmativamente, entonces el Rebe le dijo: “Si es así no debes cambiar de trabajo, lo que tu haces, en el cielo es más preciado que el rezo colectivo”.
El Rebe le pregunto: Decime, querido, ¿cuando vas por el camino en tu carreta y ves a un hermano judío yendo por el mismo, lo levantas sin cobrarle? El carretero contesto afirmativamente, entonces el Rebe le dijo: “Si es así no debes cambiar de trabajo, lo que tu haces, en el cielo es más preciado que el rezo colectivo”.
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