VIVIENDO

1 “La vida de Sara fue cien años, veinte años y siete años; los años de la vida de Sara”. (Jaie Sará 23)

A pesar que en la sección de esta semana nos habla del deseso de nuestra sagrada matriarca, de todos modos la sección se llama “la vida de Sará” rescatando que más allá de su fallecimiento, su mensaje y su alma trasciende el tiempo y el espacio, perdurando en el tiempo y eternizandose en sus hijos.

En el versículo en mención, aparentemente se redunda la palabra “vida”. Nuestros sabios explican que la Torá nos quiere significar que Sará realmente vivió. Si nos ponemos a analizar un poco nada más la vida de Sará, nos daremos cuenta que cualquiera en su lugar podría haber desfallecido, pero ella por el contrario, fue un canto a la vida. Mujer estéril hasta una edad bastante avanzada, muchas pruebas que soportar junto a su marido y una vez que tiene un hijo se entera que debe ser ofrendado, pero todos estos hechos no opacaron su fe y su confianza en el Creador.

Ella vivió, porque estaba conectada a la fuente de vida y entendía que todo era para bien, para su superación, y para que en definitiva pudiera hacer surgir su alma, para conectarse con el bien verdadero y la vida eterna más allá de los límites.