19 Compró a los hijos de Jamor, padre de Shejem, a un precio de cien kesitas, la parcela de tierra sobre la cual estableció su tienda. 20 Allí erigió un altar y proclamó: «Dios, el Dios de Israel».
1 Dina, hija de Lea, quien la tuvo de Iaacov, salió a mirar a las hijas del lugar. 2 Shejem, hijo de Jamor el jiveo, príncipe de la región, la vio; la tomó, se acostó con ella y la violó. (Vaishlaj 33 y 34)
Iacov, tuvo que pasar el disgusto más grande que puede pasar un padre, que es que le violen a su hija. A pesar que la vida de Iacov estuvo llena de pruebas y vicisitudes, nuestros Sabios nos dicen que este episodió fue el más doloroso de su vida.
Dicen nuestros Sabios que no es casualidad que la violación de su hija este narrada en la Torá, luego del episodio de la compra de un terreno a los hijos de Jamor.
Iacov después de haber estados veinte años en la casa de su embustero suegro y haber luchado para preservar la educación de el sus hijos, llega a Israel, a la casa de su padre y compra un terreno para establecerse y erigir un santuario para Hashem.
El problema fue que primero compró un terreno para el y su familia, y recién después se acordó de Hashem, ese Hashem que siempre lo cuidó.
Iacov, con todo el honor y el respeto que nos merece, cambió y trastocó las cosas. Primero se edifica el Altar para Hashem y después uno se dedica a las cosas personales.
1 Dina, hija de Lea, quien la tuvo de Iaacov, salió a mirar a las hijas del lugar. 2 Shejem, hijo de Jamor el jiveo, príncipe de la región, la vio; la tomó, se acostó con ella y la violó. (Vaishlaj 33 y 34)
Iacov, tuvo que pasar el disgusto más grande que puede pasar un padre, que es que le violen a su hija. A pesar que la vida de Iacov estuvo llena de pruebas y vicisitudes, nuestros Sabios nos dicen que este episodió fue el más doloroso de su vida.
Dicen nuestros Sabios que no es casualidad que la violación de su hija este narrada en la Torá, luego del episodio de la compra de un terreno a los hijos de Jamor.
Iacov después de haber estados veinte años en la casa de su embustero suegro y haber luchado para preservar la educación de el sus hijos, llega a Israel, a la casa de su padre y compra un terreno para establecerse y erigir un santuario para Hashem.
El problema fue que primero compró un terreno para el y su familia, y recién después se acordó de Hashem, ese Hashem que siempre lo cuidó.
Iacov, con todo el honor y el respeto que nos merece, cambió y trastocó las cosas. Primero se edifica el Altar para Hashem y después uno se dedica a las cosas personales.
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