9 Y escríbelas en las jambas de tu casa y sobre tus portales. (Vaetjanan 6)
La “Mezúza”, el pergamino con el “Shemá Israel”, debe estar a la entrada de la casa, para recordarnos que una casa se solidifica, teniendo razón de ser, cuando se sabe que Hashem está presente en ella, como esta escrito en los Salmos: “Si Hashem no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles” (Salmo 127, 1)
Está escrito: 5 Mas si el esclavo dijere: Quiero a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre, 6…y lo traerá a la puerta o a la jamba de la puerta, y su señor le perforará la oreja con el punzón y él lo servirá por siempre. (Mishpatim 21)
La persona que prefería seguir siendo esclava de un ser humano debía ser llevado hasta la “Mezuzá de la puerta”, justamente porque no entendía que la verdadera libertad es no vivir sometido a un ser humano, sino entender que siempre esta vigente el constante servicio al Eterno, como esta escrito: 55 Pues los Hijos de Israel son sirvientes para Mí, ellos son Mis sirvientes. (Behar 25)
Está escrito sobre la salida de Egipto: 22 Tomaréis un manojo de hisopo y lo mojaréis en la sangre que hay en la vasija y tocaréis el dintel y las dos jambas de la puerta. (Bo 12)
“Las dos jambas” hacen referencia al atributo de bondad y severidad, mientras que “El dintel”, que se encuentra por arriba de las jambas, hace referencia a la plenitud y armonía que se logra conjugando la bondad con la severidad. “La sangre que toca el dintel y las dos jambas” hace referencia es la fuente y raíz de la libertad, la sumisión al Creador, que tiene la facultad de liberar a la persona de su “Egipto”.
Del mismo modo, actualmente la “Mezuzá” que se coloca sobre la jamba de la puerta de entrada, es la fuente y base de la libración y compromiso con El Eterno.
Por eso la persona que no quería ser liberada de la subyugación a un ser humano, debía ser llevado hasta la entrada de la casa, específicamente hasta la “Mezuzá", para que se de cuenta de su carencia de todo proceso liberador.
La “Mezúza”, el pergamino con el “Shemá Israel”, debe estar a la entrada de la casa, para recordarnos que una casa se solidifica, teniendo razón de ser, cuando se sabe que Hashem está presente en ella, como esta escrito en los Salmos: “Si Hashem no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles” (Salmo 127, 1)
Está escrito: 5 Mas si el esclavo dijere: Quiero a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre, 6…y lo traerá a la puerta o a la jamba de la puerta, y su señor le perforará la oreja con el punzón y él lo servirá por siempre. (Mishpatim 21)
La persona que prefería seguir siendo esclava de un ser humano debía ser llevado hasta la “Mezuzá de la puerta”, justamente porque no entendía que la verdadera libertad es no vivir sometido a un ser humano, sino entender que siempre esta vigente el constante servicio al Eterno, como esta escrito: 55 Pues los Hijos de Israel son sirvientes para Mí, ellos son Mis sirvientes. (Behar 25)
Está escrito sobre la salida de Egipto: 22 Tomaréis un manojo de hisopo y lo mojaréis en la sangre que hay en la vasija y tocaréis el dintel y las dos jambas de la puerta. (Bo 12)
“Las dos jambas” hacen referencia al atributo de bondad y severidad, mientras que “El dintel”, que se encuentra por arriba de las jambas, hace referencia a la plenitud y armonía que se logra conjugando la bondad con la severidad. “La sangre que toca el dintel y las dos jambas” hace referencia es la fuente y raíz de la libertad, la sumisión al Creador, que tiene la facultad de liberar a la persona de su “Egipto”.
Del mismo modo, actualmente la “Mezuzá” que se coloca sobre la jamba de la puerta de entrada, es la fuente y base de la libración y compromiso con El Eterno.
Por eso la persona que no quería ser liberada de la subyugación a un ser humano, debía ser llevado hasta la entrada de la casa, específicamente hasta la “Mezuzá", para que se de cuenta de su carencia de todo proceso liberador.
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