Accedió Moshé a residir con el varón; y este dio a Tzipora, su hija, a Moisés (Shemot 2)
Explican los Sabios que al llegar Moshé a Midián, Itró lo encerró en un calabozo durante siete años, y ni siquiera le daba de comer, siendo Tzipora la que se encargó de alimentarlo en ese período. Tzipora le recordó a su padre sobre el hombre en prisión, y le dijo que no para de orar a su Dios, y el seguirlo manteniendo en prisión sería terrible para su pueblo. Fue en ese momento que Moshé fue sacado del encierro, casándose Moshé con la hija de Itró.
También el Faraón tuvo una hija, Batia, que trató de despertar la conciencia con respecto al pueblo hebreo, pero sin logros, teniendo que soportar los egipicos los peores tormentos, con las diez plagas, debido a su obstinación.
La Torá habla a favor de Itró, que a pesar de tener todos los poderes en su tierra, renunció a ellos, por el llamado de la conciencia, en este caso su hija, y a pesar de que se había comportado cruelmente con Moshé, tuvo la capacidad de revertir su conducta positivamente.
La Torá nos enseña que siempre la persona tiene la posibilidad de arrepentirse, tomando Dios con beneplácito el acercamiento.
Explican los Sabios que al llegar Moshé a Midián, Itró lo encerró en un calabozo durante siete años, y ni siquiera le daba de comer, siendo Tzipora la que se encargó de alimentarlo en ese período. Tzipora le recordó a su padre sobre el hombre en prisión, y le dijo que no para de orar a su Dios, y el seguirlo manteniendo en prisión sería terrible para su pueblo. Fue en ese momento que Moshé fue sacado del encierro, casándose Moshé con la hija de Itró.
También el Faraón tuvo una hija, Batia, que trató de despertar la conciencia con respecto al pueblo hebreo, pero sin logros, teniendo que soportar los egipicos los peores tormentos, con las diez plagas, debido a su obstinación.
La Torá habla a favor de Itró, que a pesar de tener todos los poderes en su tierra, renunció a ellos, por el llamado de la conciencia, en este caso su hija, y a pesar de que se había comportado cruelmente con Moshé, tuvo la capacidad de revertir su conducta positivamente.
La Torá nos enseña que siempre la persona tiene la posibilidad de arrepentirse, tomando Dios con beneplácito el acercamiento.
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