“Cesó el gozo de nuestro corazón; Nuestra danza se cambió en luto…. ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos. Por esto fue entristecido nuestro corazón, Por esto se entenebrecieron nuestros ojos” (Lamentaciones 5, 15: 16: 17)
Explican los Sabios: “Jerusalém” es alegría y regocijo. “Jerusalém” es “danza y baile”.
Se debe tener en cuenta que la principal aflicción de hoy en día, es a causa de que al pueblo se le quitó la verdadera alegría, la verdadera danza.
La transgresiones traen tristeza y destrucción, ya que separan a la persona del Eterno, siendo el principal balance tratar de volver a la alegría inicial, aquella tan esencial en el judaísmo.
A partir de la destrucción de Jerusalém se debe transitar el camino a su reconstrucción, y es por intermedio de la aflicción, pudiendo apreciar lo que se perdió, para que de este modo recuperar la verdadera alegría.
La alegría es la sensación de estar en el lugar correcto, transitando el camino de la verdad, pero cuando uno está perdido, lo primero es consternarse al saber que uno se perdió, para luego recobrar el verdadero camino que lo lleva Jerusalém, a la alegría del espíritu.
Dicen los Sabios: Todo el que guarda luto por Jerusalém, verá su reconstrucción”.
Todo el que sabe de la gravedad de lo que se perdió, sin lugar a duda, transitará el camino de regreso a su casa.
Explican los Sabios: “Jerusalém” es alegría y regocijo. “Jerusalém” es “danza y baile”.
Se debe tener en cuenta que la principal aflicción de hoy en día, es a causa de que al pueblo se le quitó la verdadera alegría, la verdadera danza.
La transgresiones traen tristeza y destrucción, ya que separan a la persona del Eterno, siendo el principal balance tratar de volver a la alegría inicial, aquella tan esencial en el judaísmo.
A partir de la destrucción de Jerusalém se debe transitar el camino a su reconstrucción, y es por intermedio de la aflicción, pudiendo apreciar lo que se perdió, para que de este modo recuperar la verdadera alegría.
La alegría es la sensación de estar en el lugar correcto, transitando el camino de la verdad, pero cuando uno está perdido, lo primero es consternarse al saber que uno se perdió, para luego recobrar el verdadero camino que lo lleva Jerusalém, a la alegría del espíritu.
Dicen los Sabios: Todo el que guarda luto por Jerusalém, verá su reconstrucción”.
Todo el que sabe de la gravedad de lo que se perdió, sin lugar a duda, transitará el camino de regreso a su casa.
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