“Por la misericordia de Hashem no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias”. (Lamentaciones 3, 22)
Dijeron los sabios: “Todo el que se condolece por Jerusalém, tendrá el mérito de ver su reconstrucción”.
Dice Rabi Natan: Hay una regla en todo lo relacionado con la espiritualidad: No se puede apreciar la verdadera luz, sin haber experimentado la oscuridad, no se puede apreciar lo dulce sin previamente haber degusto lo amargo.
Por eso el patriarca Iaacov tuvo que casarse con Lea, aquella mujer con los ojos llorosos, para luego casarse con la preciosa Rajel, ya que no se puede tener “intimidad” con Rajel, la belleza y tranquilidad, sin antes pasar por “Lea”, el llanto y la congoja.
Ese es el motivo del ayuno del nueve de Av, ya que solo a través de la aflicción se puede pasar a la verdadera alegría.
Es por eso que se debe uno “condoler” por el Santuario destruido, para poder apreciar su futura reconstrucción.
Dice Rabi Najman: La persona sin fe, su vida no es vida. Pero la persona con fe, sabe que todo el dolor y la congoja tiene un propósito, poder “construir” a la persona.
La gente sin fe, solo come y bebe, no pudiendo apreciar otro propósito más allá de sus ojos, pero el sabio sabe que detrás de la destrucción aparece la construcción, con esfuerzo y dedicación.
La “misericordia de Hashem” es infinita, no pretendiendo la “consumición” del pueblo, sino su retorno al buen camino, siendo capaz de poder apreciar la luz que hay en la oscuridad, y lo dulce en lo amargo.
Dijeron los sabios: “Todo el que se condolece por Jerusalém, tendrá el mérito de ver su reconstrucción”.
Dice Rabi Natan: Hay una regla en todo lo relacionado con la espiritualidad: No se puede apreciar la verdadera luz, sin haber experimentado la oscuridad, no se puede apreciar lo dulce sin previamente haber degusto lo amargo.
Por eso el patriarca Iaacov tuvo que casarse con Lea, aquella mujer con los ojos llorosos, para luego casarse con la preciosa Rajel, ya que no se puede tener “intimidad” con Rajel, la belleza y tranquilidad, sin antes pasar por “Lea”, el llanto y la congoja.
Ese es el motivo del ayuno del nueve de Av, ya que solo a través de la aflicción se puede pasar a la verdadera alegría.
Es por eso que se debe uno “condoler” por el Santuario destruido, para poder apreciar su futura reconstrucción.
Dice Rabi Najman: La persona sin fe, su vida no es vida. Pero la persona con fe, sabe que todo el dolor y la congoja tiene un propósito, poder “construir” a la persona.
La gente sin fe, solo come y bebe, no pudiendo apreciar otro propósito más allá de sus ojos, pero el sabio sabe que detrás de la destrucción aparece la construcción, con esfuerzo y dedicación.
La “misericordia de Hashem” es infinita, no pretendiendo la “consumición” del pueblo, sino su retorno al buen camino, siendo capaz de poder apreciar la luz que hay en la oscuridad, y lo dulce en lo amargo.
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