24 Y al expulsar al hombre, Él colocó al este del Jardín del Edén los querubines y la llama de la espada giratoria para custodiar el camino que conduce al Árbol de la Vida. (Bereshit 3)
Explican los Sabios: La persona en su afán de querer ingresar al “Gan Eden”, y querer ser feliz, no sabe que en su “puerta”, hay una “espada giratoria”, que al dar vueltas, mata.
La “espada giratoria”, da vueltas girando del bien al mal, y la persona en su confusión de no poder saber con precisión que es lo que está bien y que es lo que está mal, no tiene acceso al paraíso.
Desde que el hombre fue expulsado del paraíso el mal se entremezcló con el bien, trayendo confusión al mundo.
Se piensa que se está haciendo bien, y en realidad se hace mal, y se piensa que se está haciendo mal y se hace bien.
Algunos para evitar dolor, deciden apartarse del mundo para que el mal y el sufrimiento no los alcance, volviéndose insensibles. Otros se entregan tanto al sufrimiento que no pueden salir de la situación.
Pero para ingresar al paraíso se necesita “frenar la espada”, haciendo introspección, preguntándose cual es el sentido y el objetivo de la vida, donde está El Eterno en cada situación y situación.
Cuando uno es capaz de hacer que la “espada no gire”, tendrá el mérito de ingresar al paraíso en vida, disfrutando de una vida con sentido, clarificando cada cuestión en la vida.
Explican los Sabios: La persona en su afán de querer ingresar al “Gan Eden”, y querer ser feliz, no sabe que en su “puerta”, hay una “espada giratoria”, que al dar vueltas, mata.
La “espada giratoria”, da vueltas girando del bien al mal, y la persona en su confusión de no poder saber con precisión que es lo que está bien y que es lo que está mal, no tiene acceso al paraíso.
Desde que el hombre fue expulsado del paraíso el mal se entremezcló con el bien, trayendo confusión al mundo.
Se piensa que se está haciendo bien, y en realidad se hace mal, y se piensa que se está haciendo mal y se hace bien.
Algunos para evitar dolor, deciden apartarse del mundo para que el mal y el sufrimiento no los alcance, volviéndose insensibles. Otros se entregan tanto al sufrimiento que no pueden salir de la situación.
Pero para ingresar al paraíso se necesita “frenar la espada”, haciendo introspección, preguntándose cual es el sentido y el objetivo de la vida, donde está El Eterno en cada situación y situación.
Cuando uno es capaz de hacer que la “espada no gire”, tendrá el mérito de ingresar al paraíso en vida, disfrutando de una vida con sentido, clarificando cada cuestión en la vida.
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