“Los humildes comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán. ¡Que sus corazones vivan para siempre!”
(Salmo 22, 27)
Explican los Sabios: Los “humildes comen hasta saciarse”, y los que no son humildes, comen por gula.
El “humilde” come en esencia para poder llenar su alma. Su ingesta es para tener fuerzas para poder servir al Eterno.
Pero el angurriento, nunca esta saciada, y hace del lujo algo necesario. De este modo nunca está conforme ya que lo trivial se vuelve siempre primera necesidad.
La persona debe tratar de llegar a la “humildad”, sabiendo que es lo principal y que es lo secundario, llenando su espíritu, y no conducirse por el camino de la gula, el placr y la extravagancia.
La Torá habla sobre un caso en donde un hijo debe ser apedreado a causa de su glotonería. Esta misma, lo apartó del Eterno, generando el mismo que su alma “no viva”.
(Salmo 22, 27)
Explican los Sabios: Los “humildes comen hasta saciarse”, y los que no son humildes, comen por gula.
El “humilde” come en esencia para poder llenar su alma. Su ingesta es para tener fuerzas para poder servir al Eterno.
Pero el angurriento, nunca esta saciada, y hace del lujo algo necesario. De este modo nunca está conforme ya que lo trivial se vuelve siempre primera necesidad.
La persona debe tratar de llegar a la “humildad”, sabiendo que es lo principal y que es lo secundario, llenando su espíritu, y no conducirse por el camino de la gula, el placr y la extravagancia.
La Torá habla sobre un caso en donde un hijo debe ser apedreado a causa de su glotonería. Esta misma, lo apartó del Eterno, generando el mismo que su alma “no viva”.
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