"Los que iban errantes por el desierto solitario, sin hallar el camino hacia un lugar habitable. Estaban hambrientos, tenían sed y ya les faltaba el aliento; pero en la angustia invocaron al Eterno, y él los libró de sus tribulaciones: los llevó por el camino recto, y así llegaron a un lugar habitable". (Salmo 107: 4, 5, 6,7)
Explican los Sabios: Llega un momento en la vida que todo se vuelve “desierto”, sin hallar un “lugar habitable”. Uno comienza a sentirse “hambriento” y “sediento” por un poco de verdad.
En dicha “angustia”, se debe “invocar al Eterno”, y el lo “librará de sus tribulaciones”, conduciéndolo por el “camino recto”, llegando a un “Lugar habitable”, lugar en donde habitan “personas” y no animales, regresando el príncipe a su palacio.
Hoy en día el “hambre y la sed” es por escuchar una palabra de pureza, y es desde la angustia que brinda el materialismo de donde Hashem ayuda a la persona a salir hacia el camino correcto del alma.
Explican los Sabios: Llega un momento en la vida que todo se vuelve “desierto”, sin hallar un “lugar habitable”. Uno comienza a sentirse “hambriento” y “sediento” por un poco de verdad.
En dicha “angustia”, se debe “invocar al Eterno”, y el lo “librará de sus tribulaciones”, conduciéndolo por el “camino recto”, llegando a un “Lugar habitable”, lugar en donde habitan “personas” y no animales, regresando el príncipe a su palacio.
Hoy en día el “hambre y la sed” es por escuchar una palabra de pureza, y es desde la angustia que brinda el materialismo de donde Hashem ayuda a la persona a salir hacia el camino correcto del alma.
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