22 Los hijos reñían en sus entrañas… (Toldot 25)
Explican los Sabios que Iaacov y Esav “reñían” por los dos mundos, correspondiendo a Esav este mundo y a Iaacov el mundo venidero.
Explica el Rebe que el “mundo venidero” es el mundo que viene después del mundo material, es decir el mundo del espíritu.
En otras palabras a Esav le corresponde netamente el mundo material, mientras que a Iaacov le corresponde el mundo espiritual, luego de haber refinado el mundo material.
Rashi comenta sobre el primer versículo de la Torá, el motivo por el cual la Torá comienza con el relato de la creación del mundo, explicando que de Hashem es la tierra de Israel y el se la da momentáneamente al que El desea, para luego dársela a Su pueblo.
Esav argumenta que la “tierra” es de él, pero luego de que el pueblo de Israel refina la “tierra”, impregnándola de santidad, pasa a pertenecer al pueblo de Israel.
Esav acusa a Iaacov de ladrón por quitarle la “tierra”, pero es un error, porque cuando Iaacov accede correctamente a la “tierra”, la impregna de santidad, trasformando este mundo en el otro mundo, “Olam Habá”, el mundo del espíritu.
Explican los Sabios que Iaacov y Esav “reñían” por los dos mundos, correspondiendo a Esav este mundo y a Iaacov el mundo venidero.
Explica el Rebe que el “mundo venidero” es el mundo que viene después del mundo material, es decir el mundo del espíritu.
En otras palabras a Esav le corresponde netamente el mundo material, mientras que a Iaacov le corresponde el mundo espiritual, luego de haber refinado el mundo material.
Rashi comenta sobre el primer versículo de la Torá, el motivo por el cual la Torá comienza con el relato de la creación del mundo, explicando que de Hashem es la tierra de Israel y el se la da momentáneamente al que El desea, para luego dársela a Su pueblo.
Esav argumenta que la “tierra” es de él, pero luego de que el pueblo de Israel refina la “tierra”, impregnándola de santidad, pasa a pertenecer al pueblo de Israel.
Esav acusa a Iaacov de ladrón por quitarle la “tierra”, pero es un error, porque cuando Iaacov accede correctamente a la “tierra”, la impregna de santidad, trasformando este mundo en el otro mundo, “Olam Habá”, el mundo del espíritu.
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