12 Y Sara se rió en su interior, diciendo: ¿Ahora que ya he marchitado volveré a tener la piel delicada? ¡Si mi marido está viejo! (Vaierá 18)
Luego de mucho pesar en la vida de Sará, finalmente tuvo un hijo, a Itzjak.
Explican los Sabios: Las pruebas de las personas suelen ser tan grandes, al punto, de llegar a “reírse” uno en forma irónica, de que algún día será un verdadero servidor del Eterno, de que algún día de lo “marchito” y “viejo”, florecerá un “Tzadik”.
Pero Hashem dice: 13 Entonces El Eterno le dijo a Abraham: ¿Por qué Sara se ha reído, diciendo: ¿De verdad tendré un hijo, a pesar de ser ya anciana? 14 ¿Acaso hay algo que esté por encima de El Eterno? (Vaierá 18)
Explican los Sabios que Hashem pretende que la persona “no se ría”, y que tome en serio el asunto de la elevación espiritual, siendo que a pesar de todo lo pasado, está en las manos de cada uno entender que todo lo vivido es un proceso para refinar el alma.
Se pretende de la persona que entienda que incluso en el descenso está encapsulado el ascenso, que incluso el error es parte del plan divino, de modo que pueda aprender a servir al Eterno.
Luego de reconocer que uno puede hacer nacer a su “Itzjak”, su Itzjak nace.
Luego de mucho pesar en la vida de Sará, finalmente tuvo un hijo, a Itzjak.
Explican los Sabios: Las pruebas de las personas suelen ser tan grandes, al punto, de llegar a “reírse” uno en forma irónica, de que algún día será un verdadero servidor del Eterno, de que algún día de lo “marchito” y “viejo”, florecerá un “Tzadik”.
Pero Hashem dice: 13 Entonces El Eterno le dijo a Abraham: ¿Por qué Sara se ha reído, diciendo: ¿De verdad tendré un hijo, a pesar de ser ya anciana? 14 ¿Acaso hay algo que esté por encima de El Eterno? (Vaierá 18)
Explican los Sabios que Hashem pretende que la persona “no se ría”, y que tome en serio el asunto de la elevación espiritual, siendo que a pesar de todo lo pasado, está en las manos de cada uno entender que todo lo vivido es un proceso para refinar el alma.
Se pretende de la persona que entienda que incluso en el descenso está encapsulado el ascenso, que incluso el error es parte del plan divino, de modo que pueda aprender a servir al Eterno.
Luego de reconocer que uno puede hacer nacer a su “Itzjak”, su Itzjak nace.
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