“he aquí, que éste (nuestro amante, es decir, D os) está parado detrás de nuestro muro…”. (Cantar de los Cantares 2:9)
Explican los Sabios: “Este”, El Eterno, “está parado detrás”, y no adelante, a causa de “nuestro muro”, que interrumpe entre la persona y la divinidad.
La persona con su “muro”, los pecados, provoca que la divinidad no se manifieste en su vida, y en lugar de estar “adelante”, como prioridad, se encuentre “detrás”, relegada, de manera secundaria.
Explican los Sabios: “Este”, El Eterno, “está parado detrás”, y no adelante, a causa de “nuestro muro”, que interrumpe entre la persona y la divinidad.
La persona con su “muro”, los pecados, provoca que la divinidad no se manifieste en su vida, y en lugar de estar “adelante”, como prioridad, se encuentre “detrás”, relegada, de manera secundaria.
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