“Díjole, pues, Elcana, su marido: Jana, ¿por qué lloras? ¿Cómo es que no comes? ¿Y por qué se aflige así tu corazón? ¿Acaso no soy yo para ti mejor que diez hijos que tuvieses?” (Shmuel Alef, 8)
Explica la Kabala: El Eterno le dice a la persona: Acaso “Yo” (Anojí), “Yo soy Hashem, tu Dios…”, no soy “mejor”, y más importante para ti, que “diez hijos”, y demás cosas de este mundo.
La fe en El Eterno tiene que ser a tal grado, que en comparación, lo material no ocupa lugar, siendo la única alegría de la persona poder estar al lado del Todopoderoso y servirlo.
Luego de que Jana llegó a este nivel de prescindir de todo deseo natural, para ser su único anhelo apegarse al Eterno, tuvo hijos, ya que El Eterno desea que la persona canalice toda la espiritualidad en el mundo, uniendo a lo que trasciende la materia, con la misma materia, y voluntades humanas.
La persona tiene que llegar a “no afligirse” por ningún faltante material, sabiendo que cuando uno se conecta con Hashem, nada le faltará.
Explica la Kabala: El Eterno le dice a la persona: Acaso “Yo” (Anojí), “Yo soy Hashem, tu Dios…”, no soy “mejor”, y más importante para ti, que “diez hijos”, y demás cosas de este mundo.
La fe en El Eterno tiene que ser a tal grado, que en comparación, lo material no ocupa lugar, siendo la única alegría de la persona poder estar al lado del Todopoderoso y servirlo.
Luego de que Jana llegó a este nivel de prescindir de todo deseo natural, para ser su único anhelo apegarse al Eterno, tuvo hijos, ya que El Eterno desea que la persona canalice toda la espiritualidad en el mundo, uniendo a lo que trasciende la materia, con la misma materia, y voluntades humanas.
La persona tiene que llegar a “no afligirse” por ningún faltante material, sabiendo que cuando uno se conecta con Hashem, nada le faltará.
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