“Los Preceptos del Eterno son rectos, que alegran el corazón…” (Salmo 19, 8)
Explican los Sabios: Este mundo material en el cuál se vive, tuvo origen a partir de numerosas disminuciones y contracciones de la luz divina.
Dicha reducción de la luz divina provocó y provoca un sin número de confusiones. La falta e luz produce oscuridad, inseguridad y todo tipo de aparente mal.
Pero los “Preceptos del Eterno” provienen directamente en línea “recta” desde el cielo a la tierra, sin pasar por ninguna restricción, ni desviación.
Cuando la persona se encuentra agobiada y superada por la situación que le toca vivir, debe estudiar Torá. De esta manera se conecta “directamente” con la fuente divina.
Al estudiar Tora de manera “recta”, se “alegrará” su corazón. Ya que saldrá de toda confusión originada por la disminución de la luz divina, pudiendo apreciar la situación de otro ángulo, de un ángulo más real y objetivo. Esto lo tranquilizará, le dará esperanza y bendición.
Explican los Sabios: Este mundo material en el cuál se vive, tuvo origen a partir de numerosas disminuciones y contracciones de la luz divina.
Dicha reducción de la luz divina provocó y provoca un sin número de confusiones. La falta e luz produce oscuridad, inseguridad y todo tipo de aparente mal.
Pero los “Preceptos del Eterno” provienen directamente en línea “recta” desde el cielo a la tierra, sin pasar por ninguna restricción, ni desviación.
Cuando la persona se encuentra agobiada y superada por la situación que le toca vivir, debe estudiar Torá. De esta manera se conecta “directamente” con la fuente divina.
Al estudiar Tora de manera “recta”, se “alegrará” su corazón. Ya que saldrá de toda confusión originada por la disminución de la luz divina, pudiendo apreciar la situación de otro ángulo, de un ángulo más real y objetivo. Esto lo tranquilizará, le dará esperanza y bendición.
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