“Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo. Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz; Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día”. (Lamentaciones 3:1, 2,3)
Explican los Sabios: Las “lamentaciones” que son leídas en la noche y en el día de Tishá Beav, deben ser leídas poniendo intención de que es uno el que está pasando por la situación narrada por el profeta.
“Yo soy el hombre que ha visto la aflicción”, “Yo soy el hombre que vivo en tinieblas, y no en luz”, etc.
Uno debe considerarse a si mismo como el causante actual de la destrucción de Jerusalém, y uno debe ser el causante de la pronta reconstrucción, a través de enmendar los actos.
Explican los Sabios: Las “lamentaciones” que son leídas en la noche y en el día de Tishá Beav, deben ser leídas poniendo intención de que es uno el que está pasando por la situación narrada por el profeta.
“Yo soy el hombre que ha visto la aflicción”, “Yo soy el hombre que vivo en tinieblas, y no en luz”, etc.
Uno debe considerarse a si mismo como el causante actual de la destrucción de Jerusalém, y uno debe ser el causante de la pronta reconstrucción, a través de enmendar los actos.
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