27 Así Dios creó al hombre a Su Imagen, en la Imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. (Bereshit 1)
Explica la Kabala: Cuando el “hombre y la mujer” interactúan correctamente, según los parámetros de la Torá, entonces se tornan divinos, a Imagen del Eterno, “en la Imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó”.
Solo al haber una relación sana las almas se unifican, trascendiendo la materia, allegándose al espíritu.
Una de las bendiciones de la boda es: “Bendito eres, Tu Di-s, Rey del Universo que creó al ser humano en Su imagen.”
Preguntan los Sabios: ¿Qué cabida tiene la “Imagen divina” en el momento de la unión de una pareja?
La respuesta es que justamente al interactuar correctamente marido y mujer, están atrayendo divinidad a sus vidas, haciendo del matrimonio algo sagrado.
Llevar adelante un matrimonio no es tarea fácil, pero cada esfuerzo y esfuerzo es premiado con nada más y nada menos que la Presencia divina en el hogar.
La Kabala explica que el hombre y la mujer poseen distintas letras del Nombre divino, siendo diferentes uno de otro, y solo al consumar una unión apropiada completan entre ellos el Nombre divino, llegando a la plenitud.
Explica la Kabala: Cuando el “hombre y la mujer” interactúan correctamente, según los parámetros de la Torá, entonces se tornan divinos, a Imagen del Eterno, “en la Imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó”.
Solo al haber una relación sana las almas se unifican, trascendiendo la materia, allegándose al espíritu.
Una de las bendiciones de la boda es: “Bendito eres, Tu Di-s, Rey del Universo que creó al ser humano en Su imagen.”
Preguntan los Sabios: ¿Qué cabida tiene la “Imagen divina” en el momento de la unión de una pareja?
La respuesta es que justamente al interactuar correctamente marido y mujer, están atrayendo divinidad a sus vidas, haciendo del matrimonio algo sagrado.
Llevar adelante un matrimonio no es tarea fácil, pero cada esfuerzo y esfuerzo es premiado con nada más y nada menos que la Presencia divina en el hogar.
La Kabala explica que el hombre y la mujer poseen distintas letras del Nombre divino, siendo diferentes uno de otro, y solo al consumar una unión apropiada completan entre ellos el Nombre divino, llegando a la plenitud.
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