“… el
que cierra sus ojos por no ver cosa mala… Tus ojos verán al Rey en su
hermosura…” (Isaias 33: 15, 17)
Explican los Sabios: Cuando
la persona es capaz de “no ver cosa mala”, verá lo agradable y placentero de la
gloria del Eterno, “Tus ojos verán al Rey en su hermosura”.
La persona no puede obtener
una verdadera sensibilidad por lo espiritual mientras solo ve lo malo, lo
negativo, sin poder apreciar lo bueno de cada situación.
El primer patriarca Abraham
fue capaz de sentir la divinidad manifiestamente cuando se deshizo de su “prepucio”.
El Eterno visitó a Abraham al hacerse la circuncisión, como claramente está
narrado en la Torá.
Es decir que solo tuvo el mérito
de sentir al Eterno una vez que se pudo deshacer de las “cáscaras negativas”
que no permiten apreciar la luz.
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