“Junto a los ríos de
Babilonia, allí nos sentamos y lloramos al recordar a Tzión". (Salmo 137)
Explican los Sabios que el
pueblo de Israel se sentó y lloró al llegar a Babilonia, luego del exilio de la
tierra de Israel. ¿Por qué no se sentaron y lloraron antes? ¿Por qué en
Babilonia, y no en Israel?
Los babilonios sabían el
poder del pueblo de Israel, eran malvados, pero no tontos. Ellos sabían que si
el pueblo se sienta a llorar y a implorar por la salvación, el exilio nunca
hubiera ocurrido.
También comentan los Sabios
que el emperador babilónico mandó junto a su legión de soldados mujeres de su propio
pueblo, con orden explicita de no tocar a ninguna mujer judía, de modo que si
los soldados tuvieran necesidad tendrían a sus propias mujeres. Ellos sabían
que El Dios de Israel detesta la promiscuidad, y entraría en cólera al enterarse que tocan a alguna de sus hijas.
La plegaria sincera y el buen
comportamiento son las armas más eficaces del pueblo de Israel, e incluso los
malvados saben de ellas.
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