“Eterno, Mi Dios, clamé a Ti,
y me has curado…Tu has convertido mi duelo en danza,… y me has ceñido de
alegría.” (Salmo 30, de las plegarias)
Explican los Sabios que
dichas palabras del Salmo, “Eterno, Mi Dios, clamé a Ti, y me has curado”,
fueron dichas por Mordejai, el justo, mientras cabalgaba vestido de atuendos
reales, durante la historia de Purim.
La enfermedad proviene cuando
hay un descenso de la sanidad espiritual, y por eso cuando el pueblo de Israel
reforzó su conexión con El Eterno, el malvado “Hamán” perdió su fuerza,
emergiendo la gloria del pueblo de Israel.
Esto produjo que el “duelo se
convierta en alegría”, transformando la angustia en alegría, la fiesta de
Purim.
No hay comentarios:
Publicar un comentario