“Eterno, hiciste subir del
Sheól mi alma, me diste vida para que no descendiese al pozo” (Salmo 30, de las
plegarias)
Dicen los Sabios sobre el
pozo donde fue arrojado Iosef, que era un pozo vacío, lleno de serpientes y
escorpiones.
En definitiva, “pozo” es un
lugar vacío, en donde hay todo tipo de alimañas, aludiendo a los pensamientos
perturbadores que se encuentran en un lugar “vacío” de verdadera sabiduría.
El Eterno a través de la Torá “eleva” a la persona,
para que “no descienda al pozo” de los pensamientos pecaminosos que confunden y
perturban al ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario