“Dios mío, en Ti he confiado;
que no sea yo avergonzado, que no se regocijen mis enemigos por mi causa…”
(Salmo 130, de las plegarias)
Explican los Sabios: Este
Salmo es recitado en la sección de las plegarias en donde uno confiesa sus
faltas, suplicando ser perdonado.
Dicho Salmo es recitado
sentado y con la cabeza gacha en señal de sentirse abrumado por los pecados,
sin saber que hacer, pidiendo clemencia.
La idea es que a pesar de
todo lo acontecido, y estando en una situación difícil, la confianza en El
Eterno no cesa, “Dios mío, en Ti he confiado…”.
Esta esperanza debe hacer
surgir a la persona de su confusión, sabiendo que en El Eterno se puede confiar
para salir adelante, pese a todo lo vivido.
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