“Temido eres, Dios, desde Tu
Santuario; es el Dios de Israel el que otorga la fortaleza y fuerza al pueblo
(Suyo); bendito es Dios” (Salmo 68, de las plegarias)
El “Temor a Dios” proviene al
saber que retribuye, premia y alecciona, a la persona según sus actos.
El verdadero “Temor”
manifiesto se encuentra en el “Santuario”, en lo sagrado y puro, ya que es
donde se percibe reveladamente los caminos del Eterno.
Pero hay que saber que su
retribución no es para consumir o destruir
a la persona, a quines lo sirven, sino que es para darle fuerza, “Temido
eres, Dios, desde Tu Santuario; es el Dios de Israel el que otorga la fortaleza
y fuerza al pueblo (Suyo)”.
Con dicha “fortaleza” debe la
persona siempre salir adelante, proclamando, “bendito es Dios”.
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