“Y El, al ser misericordioso,
perdona iniquidad, y no destruye; una y otra vez aparta su enojo, y no
despierta toda Su ira. Que Tu, Eterno, no retengas de mi Tus piedades; que Tu
bondad y Tu verdad e cuiden continuamente.
Eterno recuerda Tus misericordias y bondades, pues ellas han existido por todo
el tiempo” (De las plegarias)
Explican los Sabios: En el
momento de la plegaria la persona tiene que tomar conciencia de lo limitado que
es, y cuan propenso al error está, y es por eso que debe pedir clemencia.
Esta reflexión lo debe tornar
a la persona más misericordiosa con su entorno, ya que al ser misericordioso
con los demás, lo será El Eterno con El.
El Eterno no solo que
“perdona iniquidad, y no destruye”, sino que también “aparta su enojo”. Y no solo
que “aparta su enojo”, sino que también “no despierta Su ira”.
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