21 Y huyó con todo lo
que tenía. Él se levantó y cruzó el río, y se dirigió hacia el Monte Gilad…43 Entonces
Labán habló y le dijo a Iaacov: Las hijas son mis hijas, los hijos son mis
hijos y el rebaño es mi rebaño, y todo lo que ves es mío. (Vaietzé 31)
Explican los Sabios: Cuando “Iaacov”
está decidido “escaparse de Labán”, del mal, “Labán” lo persigue, con el
argumento de que todo le pertenece.
Es decir que “Labán” ataca a
la persona en su querer librarse del egoísmo en aras de poder crecer, argumentando que haga lo que haga todo es al fin y al cabo
motivado por un espíritu de conveniencia, y no por el genuino anhelo de querer servir al
bien puro. Esto tiene el fin de desanimar a quien desea encaminarse por el
sendero correcto.
Pero la persona no debe
escuchar la voz de su propio “Labán” interior, y seguir adelante en su misión
de servir al Eterno, ya que El ayudará a la persona a que pueda cumplimentar su
anhelo altruista de poder servirlo.
“Labán” argumenta que haga lo
que haga, “todo es de él”, pero en realidad, con esfuerzo y dedicación la
persona verá que “todo es del Eterno”.
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