“Esclavos fuimos para el
Faraón en Egipto, y Adonai, nuestro Dios, nos sacó de allí con mano fuerte y
brazo extendido”. (Hagadá)
Explican los Sabios: Solo se
puede salir de la “esclavitud”, a través del “esfuerzo”.
El relato de la salida de
Egipto es la constante realidad de la persona, que muchas veces se ve atrapada
por vicios, y solo se puede uno encausar a través de la férrea determinación de
querer superarse, tal como se ve que a la salida de Egipto, El Eterno liberó al
pueblo “con mano fuerte y brazo extendido”.
La salida de Egipto se
compara a un nacimiento, es por eso que el Faraón no quería que “nazcan” los
varones hebreos. Antes de nacer el feto se nutre de su madre, y la cabeza se
encuentra a la altura del corazón en posición fetal, mientras que al salir a la
luz, la persona comienza a nutrirse por si misma y se yergue.
Del mismo modo al “salir uno
de Egipto” se deja de ser receptor, teniendo la cabeza por encima del corazón,
aludiendo a que el intelecto tiene que dirigir a las emociones situadas en el
corazón.
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