“Cúranos, Eterno, y seremos curados; sálvanos y seremos salvados…” (De
las plegarias)
Explican los Sabios: La persona se dirige al Eterno y le pide que en
aras de Su bondad sea curada, haciéndose
la persona responsable que al curarse ella se “curará” a ella misma, enmendando
su proceder.
Por eso se pide que El Eterno “cure” el cuerpo, para que la persona actué
en consecuencia, “curándose” el alma, “y
seremos curados”.
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