“Así dice el Eterno: … Aunque
te haya afligido, no te afligiré más”. (Najum 1, 12)
El Talmud aprende de dicho
versículo que incluso el alimento de la persona se vea reducido, debe dedicarse
a la Tzedaka.
El motivo es que la persona
de fe debe entender que el sustento de la persona es otorgado por El Eterno. Por
eso cuando la persona se dedica a la caridad, a pesar de lo que ve en realidad,
saldrá de todo problema, ya que no basa su pobreza a nada natural y por el
contrario se dedica en abrir canales de bendición.
La persona tiene que lograr que
repose bendición en lo que hace, y la bendición es ocuparse de hacer obras de
bien, más allá de toda circunstancia.
El Eterno verá que la persona
se comporta con fe, y no tardará en bendecirlo.
“Aunque te haya afligido”, y a pesar de todo uno se dedica a la Tzedaka, “no te afligiré más”, incrementando El Eterno todo lo bueno.
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