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lunes, 23 de junio de 2008

CONSEJOS PARA LA RIQUEZA

Está escrito: “Hashem empobrece y enriquece”, si la persona es perceptiva verá que hay gente muy capacitada que antes de hacer cualquier transacción evalúa y calcula infinidades de veces antes de proceder y en definitiva su transacción no prospera, por el contrario hay personas que no son tan calculadoras ni previsibles y en el momento de la ejecución tienen buenos resultados, evidentemente podemos apreciar lo que nos dice la Torá: “La bendición de Hashem enriquece”.

Nuestros Sabios nos dicen: “¿Quién es rico? El que se contenta con la que tiene”. De esta manera nos quieren enseñar que la persona no se mide según su cuenta en el banco o su flamante auto, la persona realmente feliz es aquella que puede llegar a estar en paz con ella misma, conforme y tranquilo con lo que posee sin envidiar, ni fijándose lo que tienen los demás, y sin correr todo el tiempo detrás de lo que no tiene, siendo en última instancia un pobre carente sin tranquilidad. Debemos saber que hay cosas que se adquieren sin plata, entendiendo que el éxito y la felicidad trasciende el dinero.

El Rey David proclamó en los Salmos: “Es más preciada para mi la Torá que viene de tu boca, más que mucho oro y plata”. Esto no sólo que lo manifestó teóricamente sino que vivía todo el tiempo con este principio. Es sabido que David Hamelej poseía una gran riqueza, pero más allá de esta, su vida fue una dedicación constante a la plegaria y a la Torá, el, mejor que nadie, expresó una verdad que debe guiarnos a nosotros e invertir en lo verdadero de la vida.

Un comerciante acostumbraba a aconsejarse con el Rebe en relación a sus negocios. En una oportunidad, previo a realizar un importante negocio fue a pedirle la bendición al Rebe. El Rebe le preguntó: ¿Qué me vas a dar? El hombre sorprendido le respondió al Rebe: “Lo que usted me pida” El Rebe se sonrió y le dijo: “La próxima vez que vengas tráete con vos mil hojas de guemará….”

Uno de los filántropos más grande con los que cuenta Jabad, le pidió al Rebe una bendición para la ampliación de su empresas y el Rebe le dijo: “Preocúpate por el bienestar de los judíos que residen en los lugares de tus emprendimientos comerciales, y en mérito a esto tendrás éxito en todo lo que emprendas”. Dicho filántropo atribuye toda su bendición al hecho de tratar de cumplir fielmente las palabras del Rebe y en cada lugar en donde realiza sus transacciones mantiene una red educacional para educar a niños en el legado raigal.

Una persona con posibilidades económicas debe ser conciente de la imperiosa necesidad del momento, invirtiendo sus bienes en pro de la educación del pueblo judío, luchando así, contra la asimilación que trata de socabar las bases de nuestro pueblo.

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