La Torá nos cuenta que Aharón, el sumo sacerdote fue capaz de cesar una epidemia mortal que mató a mucha gente en el desierto, donde peregrinaron nuestros antepasados a causa de una rebelión en contra de Moshé, como se relata en la sección de Koraj. Lo hizo mediante un incienso aromático que Moshé le había enseñado a hacer.En la Cábala esta explicado que los Cohanim son almas muy sagradas y elevadas, es por eso que su labor era en el Santuario. A los Cohanim se les prohíbe tomar vino, ya que el vino tiene la propiedad de revelar los secretos más internos, como dicen nuestros Sabios: “Entra el vino y salen los secretos” y los Cohanim al ser tan elevados tienen que mantener en “secreto” su santidad ya que el mundo no está preparado para recibir tamaña energía.
El Sumo sacerdote, entraba una vez al año al lugar más sagrado del Beit Hamikdash, en Iom Kipur, y ofrendaba un incienso, lo hacía en silencio, nadie podía entrar y sólo se encontraba en ese lugar la Torá.
El Cohen, sacerdote descendiente de Aharón, la Torá, el Kodesh Hakodashim, lugar más sagrado del Beit Hamikdash, y el incienso son las cosas más elevadas que se encuentran en este mundo. El incienso estaba compuesto por especies aromáticas, que sólo el alma tiene provecho.
Quizás, ahora podemos llegar a entender el significado de porqué fue Aharón, el Sumo sacerdote, el que frenó la epidemia que se extendía en el campamento de nuestros antepasados en el desierto, debido a que Aharón estaba aferrado al misterio de la vida, donde la muerte no tiene lugar y desde ese lugar tan sagrado y puro pudo traer curación a este mundo lleno de enfermedad producto de la mezcla del bien y el mal.
Este es el secreto de Aharón y el incienso que traen cura y verdadera vida a este mundo.
En lo que respecta a nosotros debemos saber que el origen de la curación es aferrarnos a la Tora como dicen nuestras escrituras: “Es un árbol de vida para todos lo que se aferran a ella” trayendo sanidad física y espiritual a nosotros.
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